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Es mi vecino
Andresito persona atenta y amable con quien comparto, a media
mañana, tres veces por semana, un cortadito que me sabe a
gloria.
Su sencillo conversar, de poco hablar y mucho decir, cargado de
socarronería, se desliza, cual refrescante brisa, sobre el
acogedor rincón que, al lado de su casa, sombrea una vieja palmera canaria de
frondosa copa.
Andresito, desde hace años jubilado, cuida su pequeño huerto con mimo y
lo hace siempre acompañado de un pequeño aparato de radio, cuyo
dial conoce al dedillo, y de su inseparable perro "Lombo".
De ahí que buena parte de sus parrafadas tengan mucho que ver
con lo que a través del transistor escucha y que a la hora del
café pone sobre la mesa.
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*LA CALIMA* |
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- Saludos Andresito. ¡Cuánto
tiempo sin vernos caballero! Ya me enteré que estuvo usted
embarcado, un par de semanas, por tierras peninsulares. ¿Cómo le
fue por allá cristiano?
- Qué alegría Pepito verle de nuevo por aquí. Tome asiento, que
la cafetera ya está silbando y enseguida nos tomamos el
cortadito- y dicho esto, Andresito se acercó a la cocina
mientras su perro "Lombo" buscaba mi saludo y caricia que,
obviamente, obtuvo como corresponde al afecto de un viejo
amigo.
- Pues sí, está usted en lo cierto vecino; aprovechamos la
Semana Santa, la jefa y yo, para darnos un salto y ver a unos
familiares que por allá tenemos. Y bien bonito que estuvo el
viaje: el tiempo nos acompañó, menos un día y medio de un poco
de calima, y siempre es bueno cambiar de aires y ver cosas
nuevas.
- Y cómo va la cosa por allá arriba-le dije.
- Más o menos-me respondió- la vida igual de cara, el paro
haciendo estragos y la problemática social dentro de los mismos
parámetros de incertidumbre pero, eso sí, apenas dos días de
calima que por allá tuvieron parece como si les vinera a visitar
el diablo. ¡Madre mía, qué cosa! Reportajes, entrevistas,
advertencias, consejos, recomendaciones y mil informaciones al
respecto ¡qué locura!
Nosotros aquí-prosigue Andresito, con maliciosa sonrisa, mientras paladea
el ultimo sorbo del cafelito-cada dos por tres recibimos la
asfixiante visita de la calima y nunca salimos en el telediario.
¿Qué le parece vecino?
- ¡La distancia Andresito, la distancia!
- Eso qué quiere decir Pepito-inquirió-¿me está usted hablando
de cosas de la metrópoli y de las colonias?
- ¡Por favor Andresito, no sea usted mal pensado! Y marchándome
voy, que el almuerzo no espera.
- ¡Adiós amigo y gracias por la visita, hasta el próximo día!
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*LA CITA PREVIA* |
-Buenos días Andresito,
cómo le va caballero, ¿ya se le quitó la calentura del otro día
con el tema de los políticos?
-Hola vecino, buenos días, pase para adentro, que la cefetera ya
está al fuego.
El fiel amigo de Andresito, su perro jaspeado "Lombo", se acercó moviendo
alegremente su cola y dispuesto, como cada semana, a tenderse
cerca de nosotros para participar, a su manera, de la amistosa
charla del cafelito.
Con su caminar de paso corto Andresito portaba la vieja cafetera, la cual
desprendía un aroma resucitador que se mezclaba, como si de una
aguada de acuarela se tratara, con el penetrante olor de azahar
de un limonero próximo a la casa.
-Y qué se cuenta maestro Andrés, qué dice la radio-le pregunté a
modo de arranque conversador.
-¡Calle, calle!, que las noticias me tienen hablando solo- me
respondió airado- y prosiguió: de manera que el tema de la cita
previa va decayendo, hasta en la banca las colas se atenúan, y
resulta que la delicada gente de la administración
pública, que pagamos todos, mantiene, por norma oficial, la
cuestión de la cita previa; de risa o de pena, ya no sé cómo
tomármelo, al parecer son los únicos que pueden contagiarse;
claro que, después, cuando acaban el trabajo y salen de detrás
del mostrador, entonces si pueden juntarse con el resto de los
mortales en el supermercado, la cafetería, la peluquería o
eventos sociales y los escrúpulos desaparecen, ¿usted lo
entiende?
-Cada día maestro Andrés-le dije para apaciguar su enfado-sabe
más rico el café que usted prepara.
-Déjese de coña Pepito-se apresuró a decir-que estas cosas me
ponen de mala uva y me revuelven los adentros.
-Cálmese Andresito, que ayer ganó la Unión Deportiva y eso le da
más sabor, si cabe, al cafelito de hoy, que estaba buenísimo.
-¡Cuídese Andresito, hasta el próximo día!
-Adiós vecino y gracias por la visita.
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*EL MANIDO TEMA RECURSO DE LOS POLÍTICOS* |
-¿Cómo lo lleva Pepito?, me dijo
el vecino cuando acudí el pasado jueves a la acostumbrada cita
del cafelito, y añadió:
-Tome asiento a la sombrita que hoy el día está fuerte.
-Hola Andresito, razón tiene-le dije-¡fuerte solajero
cristiano!
"Lombo", el perro de Andresito,
ya me conoce, así que mientras su dueño entraba en la cocina
para preparar la cafetera, se acercó hasta mí para buscar una
caricia y tumbarse a mi lado.
-Hoy-dijo mi anfitrión dibujando
una sonrisa de amistad y complacencia- acompañamos el cafelito
con un bizcocho de Moya; mi hija María estuvo ayer en la
localidad vecina y una bolsa de suspiros y otra de bizcochos
trajo.
-¿Y qué me cuenta maestro Andrés,
cómo va la cosa?
-Si le digo vecino: de salud vamos escapando, pero lo que es la
comida cada vez está más cara; lo que uno cobra de pensión cada
día alcanza para menos, los precios se han vuelto locos, la
palabra de moda es esa que todos en la radio llaman inflación,
que yo no sé lo quiere decir, ni falta que me hace, y que parece
ser que tiene la culpa de todo... ¡tremendo!
Revuelvo mi taza de café y con el primer sorbo en los labios me dispongo a
seguir escuchando el comentario de Andresito que, elevando el
tono de su palique, se mete en el harinoso tema de la política
discursiva:
- Todo está más caro-enfatiza-y los políticos sin encontrar
soluciones, es más-dice entre cabreado y sin remedio
resignado-lo que de verdad me enfurece es ver que para todo
encuentran justificación: sus argumentos tanto le sirven para un
roto como para un descosido. Toda la culpa según ellos, bueno
ellos y ellas, la tiene la enfermedad del coronavirus, la guerra
ruso-ucraniana y sus derivados o las catástrofes naturales y si
a la ciudadanía no les convencen sus argumentos, o pone cara
rara, entonces se sacan de la faltriquera aquello de echarle la
culpa a los que estaban antes en el poder o bien tratan de
darnos un consuelo de conveniencia diciéndonos que en otros
países están peor y cobran más impuestos; nunca dan el brazo a
torcer. Y mire-continúa- el mismo rollo se lo sueltan en la
inauguración de una feria, que en el inicio de un curso escolar,
en un evento festivo o para enmascarar el deficiente y
estrangulado funcionamiento de la administración o para
justificar cada semana el cambio de criterio y mantenerse en la
permanente improvisación, o hacer de la mentira un camino de
habitual tránsito; eso sí: el populismo, la demagogia , la ley
del embudo, la publicidad interesada, la excusa del decir de los
"expertos" o la deficiente, y a veces interesada, gestión de los
recursos son instrumentos de interés partidista con
demasiada frecuencia utilizados...
- ¡Pare Andresito, pare cristiano!, que le va a sentar mal el café y
se le sube la tensión, y no quiero perder un amigo y buen vecino
como es usted. Eso le pasa por oír tanto la radio y ver la
televisión. No coja nervios caballero-le dije- que son todos
iguales: los que están, los que estuvieron y los que han de
venir.
-En eso tiene razón. pero me duele que nos tomen por tontos y
crean que nos pueden engañar como a unos bobalicones y, además,
si nos ponemos a hablar de lo que cobran ellos y sus asesores,
del enchufismo entonces...
-Si le parece Andresito lo dejamos aquí, para otra vez, que ya
va a ser la hora del almuerzo y tengo que calentar el potaje de
berros. ¡Cuídese y hasta el próximo día!
*DEL HABLAR Y ESCUCHAR*
-Mire usted Pepito-me dijo
la otra mañana-yo de escribir sé poco, pero hay palabras y
dichos que escucho en la radio, a gente de estudios, que
me suenan raro.
-El pasado martes-continúa Andresito-en un programa de esos de tertulia
deportiva uno de los que hablaba pronunciaba aquello de "nexo de
unión" y, un poco más tarde, otro de los tertulianos pretendía
aclarar un tema diciendo que era cuestión de "ambos dos". Y para
entonces pensaba yo-mientras le echaba un puño de comida a la
cabra-si sería posible decir nexo en solitario,
sobrentendiendo que de unir se trata y ambos como referente a uno y otro,
sin necesidad de explicitar que de dos se habla. ¿Qué le parece?
-Que lo encuentro a usted hoy muy
gramático, le dije apurando el último sorbo del cortado.
Y no contento con lo dicho, Andresito que tenía un día de lingüista
refinado, añadió:
-Y dígame usted vecino cómo se debe decir: "este agua"
o "esta agua", "ese arma" o "esa arma", "mucho hambre" o "mucha
hambre", porque algunos locutores y locutoras me van a volver
loco.
-Pues inclínese por lo segundo y acertará-le dije-y otro día ya
hablaremos de sustantivos, demostrativos y las formas de los
artículos; pero que hoy venía para que me contara cómo pasó las
fiestas navideñas y se me enrolló de mala manera hablándome de
historias de la radio.
¡Cuídese Andresito, hasta el próximo día!
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